Sentirme la peor persona del mundo

Marisol Ciriano
4 min readSep 23, 2022

¿Han llorado después de terminar a alguien? Yo sí.

Hecho con Canva

No recuerdo con exactitud la primera vez que vi o escuché llorar a un chico por mí, sí la última. También recuerdo las veces en que he sentido que soy “mala” por como termino las cosas y otras en que me he sentido como “la peor”. Han sido cuatro.

Uno

A C lo conocí hace una década, o más. Me gustaba gustarle. Él admiraba diario lo que yo hacía y cómo era. Sólo que el pobre se topó con mi atención después de una de las tantas desilusiones que viví con M, con quien estuve obsesionada alrededor de tres años. Lo sé, qué horror.

Entonces hice eso que me gusta hacer de trasladar toda mi atención y cariño al siguiente chico que me pareciera interesante y que yo le gustara. Cuando me di cuenta de esto le dije adiós sin más. Ni si quiera fuimos novios.

Genuinamente creí que me odiaba. Varias veces pensé pedirle disculpas. Años después me topé a un buen amigo suyo en mi primer trabajo con buena paga y le conté eso. Una noche quiso arreglar un encuentro para que yo pudiera disculparme con C pero yo lo evité, habían pasado como tres o cuatro años y no le encontraba mucho sentido.

Dos

Creo que N es el único tipo con el que me he relacionado del que no puedo decir absolutamente nada malo sobre su manera de tratarme, un poco sí sobre su forma de percibirse a sí mismo, pero ese no es lo que nos ocupa en este caso.

Yo fui la primera en dar el paso en algunas cosas: besarlo, por ejemplo. Así que también fui yo la que decidió terminar con todo cuando sentí que no sabía qué quería en ese momento y que en algún punto nuestros planes de vida iban a ser completamente distintos y yo no quería que cuando eso pasara fuera demasiado tarde.

Mis amigas siempre han dicho que lo dejé en un momento de estrés por exámenes más que por una crisis existencial, pero yo insisto en que había mucho más.

Ahora hablamos cada tanto de los gustos que compartimos y es de las primeras personas en felicitarme en mi cumpleaños.

Creo que no hay dolor y nos recordamos con cariño.

Tres

Sobre esto puedo hacer una entrada completa. He escrito mucho sobre L, sobre cómo me lastimó, pero no siempre hablo en voz alta de lo que yo le hice a él una vez.

Rompí el acuerdo que impuse desde siempre: si alguien más te llama la atención se dice y no pasa nada. A mí no sólo me llamó la atención, si no que me arriesgué un poquito más

Yo sentía que mucho se iba a romper por esos días y aún no sé si decidí hacerlo para que pasara de una vez o sólo quería sentir que le gustaba alguien. Al final tomé varias decisiones que nos lastimaron a todos.

La culpa me persiguió por semanas. No podía hablar del tema sin soltarme a llorar, hasta que lo hablé varias veces en terapia y pude dejarla ir un poco.

Cuatro

Con A también fui yo la de la iniciativa. Incluso fui yo quien pidió su número telefónico (muy de los 90) y quien mandó el primer mensaje.

Por él decidí hacer a un lado las apps de ligue un rato e intentar, por fin, tener una relación un poco más seria después del caos emocional que fue durante años L.

Él también me admiraba como nadie y parecía querer pasar cada tiempo libre que tuviera conmigo.

¿No había estado yo pidiendo eso los últimos años? Así era, pero ahora yo era la que no quería tomar todo eso, o que no me sentía como la otra persona. Y así se lo dije.

Me buscó varias veces después, pero la última decidí amenazar con bloquearlo si no dejaba las llamadas de madrugada y los reclamos por audios.

¿Y tú por qué lloras?

En algunos de estos casos, adivinen ustedes en cuáles, terminé llorando en la cama. La cochina culpa.

Dejemos el caso tres de lado.

Con C, N y A me sentía la más incongruente por no querer estar con alguien que me quería tanto. Me sentía la peor por no querer corresponder ese deseo que tenían de compartir ese momento de sus vidas conmigo.

Por supuesto que luego, con calma, sé que es lo mejor, porque así como a mí me gusta que el cariño, el amor, los cuidados y todo sea recíproco, creo que ellos merecen lo mismo. Siempre.

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Marisol Ciriano

28. De adolescente supe que quería contar historas y luego no se me ocurrió hacer otra cosa.