Sintigo

Marisol Ciriano
3 min readFeb 13, 2022

Cuando escribí esto era un ego lastimado y por eso no entró en un especial de San Valentín.

02 · febrero · 2022

¿Cómo medimos las cosas? ¿El tiempo? Mientras yo sabía que eran poco menos de dos años, para ti había pasado mucho más. Mientras yo mido muchas de las palabras, del peso de tu huella en mi vida, el mío parece desvanecido en la tuya. Y estoy molesta contigo por eso, cuando lo cierto es que ya no debería tener ninguna emoción acerca de ti.

No puedo decir por qué lo hice, ¿por qué volver a establecer contacto? ¿Por qué aceptar volver a vernos?¿Por qué intentar una amistad cuando, como dijo A, tú y yo nunca fuimos amigos? Es una de las cosas que he intentado responder las últimas 48 horas sin resultado, junto a muchas más…

En voz alta me digo que era para comprobar que, al fin, ya no se me hinchaba el pecho al verte. Cosa que confirmé, sólo eras la persona en la que había vaciado toda la nostalgia del mundo. Sin embargo, aunque el pecho no se hinchó, mis manos sí temblaron en una ansiedad por tocarte, como si la vista, el cerebro y el olfato hubieran reconocido algo familiar. Por eso tuve que abrazarte. O quizá era el abrazo que sentía que había quedado pendiente a través del teléfono 19 meses atrás.

***

Cuando nos conocimos, o quizá en nuestro primer año de noviazgo, me enviaste una canción, Contigo, así decíamos querernos:

Yo no me muero si no estás aquí

Puedo andar bien caminando sin ti

No me haces falta ni eres mi media naranja en la vida

Voy aprendiendo a curarme yo misma todas mis heridas

Pero contigo es cierto que el mundo parece un poco menos feo

Contigo es cierto que a veces

Romper las cadenas duele un poco menos

Y aprendo contigo y contigo camino

Me encanta todo lo que hemos compartido

Tirando barreras, rompiendo los mitos

Te quiero libre, y me quiero libre contigo

Días después de verte recordé otra canción que llegó a mí en un “descubrimiento semanal” de Spotify, esta se llamaba Sinmigo y me hizo todo el sentido y me dio risa la ironía del título.

Qué morena vienes de andar por ahí

Lo bien que te sienta estar lejos de mí

Me pediste tiempo, condena que ya cumplí

No ha cambiado nada, ya decido yo por ti

Y, aunque cada dos días me acuerde de tus pecas

Agarraré esta cuerda, me quema las muñecas

No pienso ser tu espía, ni tu mejor amigo

Quiero que ames libre, aunque sea sinmigo

Hay que soltar con fuerza, dejar que llueva a mares

Llenarnos la cabeza de pájaros de portugales

Sólo de imaginarte me entran los mil temblores

Pero no tengo el cuerpo pa’ mendigar amores

Pero no tengo el cuerpo pa’ mendigar amores

Sí, temblaba por el recuerdo físico. No, yo nunca debí tener el cuerpo…

***

Esa duda física me llevó a una segunda visita en la que decidí no contenerme. ¿Era tanta mi curiosidad de probar qué? Sí, terminé comprobando que ahí tampoco había nada, que la nostalgia me había tendido una trampa. ¿Entonces por qué me sentí así de extraña, fuera de lugar… con algo tan parecido a la tristeza?

Tal vez fue que después yo decidí ser la verborrea que exterioriza todo, que escribe todo, que intenta entender en voz alta y tú decidiste ser el silencio, otra vez.

Llevo dos días sin poder definir cómo es que me siento, pero lo que sí entendí es qué fue lo que me lo hizo sentir: en algún momento de la noche intenté explicarte que, al final, tu paso por mi vida era muy grande, eran muchos años, habían sido muchas emociones, etc. Y tú decidiste decir que yo era una persona existiendo, o algo así.

No quería un milésimo intento, al final tienes a alguien y yo tengo mi forma de vivir esas cosas: la soltería, la soledad, la búsqueda y no búsqueda de una persona. Pero…

Quiero explicarlo así: en un capítulo de HIMYM, que seguramente no has visto, Robin se da cuenta que Barney borró todo rastro de su relación. ¿Tan poco había significado?

¿Tan poco peso tuve o yo te di demasiado a ti?

Por milésima vez entendí que, como me dijo S en tantas ocasiones, no debí haber esperado otras palabras de ti. Siempre eres el silencio.

--

--

Marisol Ciriano

28. De adolescente supe que quería contar historas y luego no se me ocurrió hacer otra cosa.